Ante el fracaso de las respuestas de los líderes políticos, los bancos centrales han abierto un nuevo panorama caracterizado por las inyecciones masivas de liquidez y la flexibilización monetaria. Los mercados han recibido favorablemente estas intervenciones reduciendo las primas de riesgo y aumentando las cotizaciones bursátiles. Sin embargo, la liquidez monetaria solo facilita tiempo para que otras políticas cumplan sus objetivos.
La puesta en marcha del ESM, su aprobación por parte del Tribunal Constitucional alemán y el proyecto de Unión bancaria constituyen avances institucionales de la Unión Europea de valor pero no suponen una alternativa a corto plazo porque requieren tiempo y acuerdos no fáciles para su desarrollo. Las políticas fiscales orientadas a la austeridad, además de causar estragos sociales, han sido puestas en cuestión por parte del FMI. Su corolario sería una aplicación más flexible de los calendarios de ajuste.
Por último, la presentación hace repaso a algunos tópicos que se repiten sobre la crisis: no es una crisis fiscal de los Estados sino de apalancamiento de los sectores privados ('crisis de balances'); está creciendo un fenómeno muy preocupante, la balcanización financiera; la notable fuga de capitales que ha tenido lugar en España no se ha extendido al segmento de los depósitos bancarios, la economía española está ganando competitividad a costa del empleo; la restauración del crédito bancario constituye un elemento imprescindible para la recuperación económica.
Las previsiones económicas nos acercan a Japón y apuntan a una 'década perdida'. Sin embargo, la favorable respuesta de los mercados, algunas noticias positivas que vienen de Estados Unidos (mejora de los mercados laboral e inmobiliario) y el avance institucional en Europa hacia una mayor integración permiten albergar la esperanza plasmada en el cuadro de Thomas Cole (1829), cuando remiten las aguas del diluvio.
19.10.12