
Las inyecciones de liquidez a largo plazo (LTRO) proporcionaron un alivio temporal de las tensiones financieras europeas: los tipos de interés a plazo equivalente de 2-3 años cayeron significativamente, los CDS y los diferenciales por riesgo de crédito descendieron, los mercados de financiación se empezaron a abrir a las entidades financieras, mientras las bolsas respondieron al nuevo escenario con subidas generalizadas Sin embargo, unas semanas después parecen diluirse sus efectos estabilizadores: la enésima reedición de la crisis de la deuda, ahora centrada en España e Italia, pone de manifiesto que las inyecciones de liquidez compran tiempo para que bancos y gobiernos puedan desapalancarse de manera más gradual y ordenada pero no resuelven los problemas de fondo. El problema de fondo sigue siendo el escenario recesivo en el que se desenvuelve el Sur de Europa agravado por las políticas de austeridad dominantes.