lunes, 23 de abril de 2012

Paradojas de la política monetaria

El rebrote de la crisis de la Deuda confirma que no hay salida monetaria a la crisis. Y, sin embargo, en ausencia de otras alternativas, el BCE se ha convertido en el único instrumento para salvar al euro de su colapso. Sus últimas decisiones, ampliando su balance hasta el 30% del PIB de la eurozona, más que sus homónimos BoE y FED, han provocado una segunda paradoja: una sequía de crédito en medio de una inundación de liquidez.

Las inyecciones de liquidez a largo plazo (LTRO) proporcionaron un alivio temporal de las tensiones financieras europeas: los tipos de interés a plazo equivalente de 2-3 años cayeron significativamente, los CDS y los diferenciales por riesgo de crédito descendieron, los mercados de financiación se empezaron a abrir a las entidades financieras, mientras las bolsas respondieron al nuevo escenario con subidas generalizadas Sin embargo, unas semanas después parecen diluirse sus efectos estabilizadores: la enésima reedición de la crisis de la deuda, ahora centrada en España e Italia, pone de manifiesto que las inyecciones de liquidez compran tiempo para que bancos y gobiernos puedan desapalancarse de manera más gradual y ordenada pero no resuelven los problemas de fondo. El problema de fondo sigue siendo el escenario recesivo en el que se desenvuelve el Sur de Europa agravado por las políticas de austeridad dominantes.